CUENTA LA LEYENDA....
(EUZKADI)
Cuando se
creó la Tierra y los
humanos empezaron a poblarla, todavía no existían ni el sol ni la luna. Los
hombres y mujeres vivían en una constante oscuridad asustados por las
criaturas que habitaban esa eterna noche. Los malos espíritus, brujos,
lamias (seres mitológicos vascos con cuerpo de hermosas mujeres y pies de
pato), genios de la enfermedad, la tempestad y el rayo…tenían total
libertad.
Los humanos, desesperados, decidieron pedir ayuda a Amalur,
la Madre Tierra. Le rogaron que les protegiese de los peligros que acechaban en
esa constante oscuridad. Amalur, tenía demasiado trabajo y no prestó
atención a las peticiones de los hombres y mujeres que se acercaron a ella.
Pero tanta fue su insistencia que finalmente les atendió. Amalur decidió
crear un ser luminoso, Ilazki (o Ilargi, la Luna).
Al
principio, los seres humanos se asustaron de la luz que emanaba ese nuevo ser y
no se atrevieron a salir de sus cuevas. Pero poco a poco se acostumbraron a su
luz. Al igual que los humanos, los genios y brujas se habían atemorizado al ver
aquel objeto luminoso en el cielo, pero ellos también acabaron por
acostumbrarse y no tardaron en salir de sus escondites y acosar de nuevo a los
humanos.
Los humanos
volvieron a pedirle ayuda a Amalur. Estaban muy agradecidos con Ilazki, pero aun
necesitaban algo más poderoso ya que los seres de la noche no dejaban de
perseguirles y atemorizarles. Amalur, decidió entonces crear un ser
todavía más luminoso, Eguzki, el Sol. Y de esta forma hizo
que Ekhi fuese el día e Ilazki la noche.
Este nuevo ser era tan grande,
luminoso y caliente que los hombre y mujeres de la Tierra tuvieron que
acostumbrarse poco a poco a esta nueva fuente de luz. Vieron que gracias
a Eguzki las plantas y los árboles crecían y cada vez estaban más contentos.
Los genios, brujas y el resto de seres de la noche no pudieron acostumbrarse a
la gran claridad del día. Sin embargo, podían salir de sus guaridas durante la
noche.
Los humanos
volvieron por tercera vez donde Amalur. Estaban muy agradecidos con Ilazki y Ekhi,
pero necesitaban algo más ya que aunque durante el día no tenían
problemas, al llegar la noche los genios y brujas salían de sus simas y los
acosaban. Nuevamente Amalur volvió a escuchar sus súplicas y quiso ayudarles
una vez más, aunque esta sería la última vez.
Decidió crear una flor tan
hermosa (EGUZKILOREA) que, al verla, los seres de la noche creyesen que era el mismo Eguzki y
que ya despuntaba el alba por lo que debían retirarse a sus
cuevas.
También se dice que cuando en una casa había un niño o recién
nacido, las sorgiñas (brujas) y lamias querían entrar en las casas para
poder llevárselo. Para poder entrar en las casas tenían que contar las hojas
de la Eguzkilorea que estaba colocada en la puerta de entrada; y decir el número exacto en voz alta. Como
la Flor del Sol tiene tantas hojas y las sorgiñas y lamias tampoco
sabían contar demasiado bien, se confundían y tenían que empezar de nuevo una y
otra vez y llegaba el amanecer sin que hubieran acabado de contar viéndose
obligadas a volver a sus refugios.
Amalur creó la
Eguzkilorea, que protegía, protege y protegerá las casas de los malos
espíritus, los brujos, las lamias, los genios, las sorgiñas, la enfermedad
y las tormentas.
Eguzkilorea ( Carlina acaulis): Planta bianual de tallo rígido y parecido a los cardos, su crecimiento puede ser casi a ras del suelo. Hojas espinosas y gran flor en el centro de la planta de color blanca o amarillenta y plateada se seca pero no marchita. Se abre con el sol.
Crece en las zonas soleadas del norte (Montañas y prados)
Tiene propiedades antibióticas, aunque cuidado con las dosis. Le gustan los suélos algo ácidos y no los encharcamientos.
Es una planta protegida, así que no la arranquemos del monte